Nuestros Semestres
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En Gimnasio de los Llanos
Tenemos desde el segundo semestre del año 2019 un proceso de semestralización de la Media Vocacional (décimo y undécimo grados), que se ha ido consolidando poco a poco. Este proceso supone un cambio en el paradigma tradicional del plan de estudios y del diseño curricular. En cuanto al primero, se han reducido el número de asignaturas a un máximo de seis, y en cuanto al segundo, avanzamos en una cultura de abandonar el enciclopedismo y la primacía del contenido, para dar paso a procesos de pensamiento diferentes que permitan a los estudiantes una exploración libre de sus vocaciones personales y sus intereses particulares.
Es por eso que hemos decidido darles la palabra. Deliberadamente. Sin dilaciones. Sin más cortapisas que las de sus propias construcciones mentales e intereses emocionales, tanto aquellas como éstos, en permanente ebullición. Como si se tratase de un menú académico que les ofrecemos (bueno, en la práctica es exactamente eso), la idea es que puedan escoger aquellos platos, que les apetece probar antes que aquellos que ya habiéndolos probado deben seguir alimentándolos. Es así como de las cuatro áreas básicas mencionadas, (español, ciencias sociales, ciencias naturales y matemáticas) los estudiantes pueden escoger tres de ellas en los dos primeros semestres, y luego dos, en los dos últimos semestres. De esa manera creemos estar acompañando de mejor modo, las nacientes vocaciones profesionales, los agazapados gustos individuales. Para semejante propósito fue menester, primero, (continuando con el símil), empezar a cambiar los patrones de nuestra propia cocina, y permitir que las cuatro áreas se presentarán de otra forma (cualquier materia pierde o no interés dependiendo de la forma como se enseña), y tuviera nuevos contenidos que la rigidez del menú anterior no permitía. Ha sido gratificante para estudiantes y maestros, constatar cómo el simple hecho de escoger lo que estudio (vale decir lo que como), ha potenciado los desarrollos propios de los planes de aula en cuanto a su profundidad y a su dinamismo.
Lo anterior se traduce en que al llegar a décimo grado (con una certificación institucional de bachilleres básicos de acuerdo con la Ley), los estudiantes pueden empezar un proceso gradual y creciente de selección de las materias que más se acomoden a sus proyectos. Es así, tal y como lo acabamos de explicar que pueden dejar de estudiar una de las cuatro asignaturas básicas (ciencias naturales, ciencias sociales, español y matemáticas), para estudiar solamente tres de ellas durante dos semestres, esto es, durante el grado décimo.
Eso significa que alguien que esté inclinado por las ingenierías puede seguir estudiando matemáticas, pero alguien que esté inclinado por el derecho o la historia puede no estudiarlas, y en su lugar estudiar ciencias sociales. Al fin y al cabo, para ambos casos, ya tienen los conocimientos básicos necesarios al terminar el grado noveno. Lo anterior da como resultado que cada estudiante va eligiendo (al modo de un menú académico), su propio plan de estudios, que acaba conformando con la elección de un idioma (francés o inglés), la asignatura obligatoria de educación física, y la escogencia de una electiva de las varias que se proponen.
En el tercero y cuarto semestres, vale decir, en undécimo grado, el sistema acelera el paso y de las cuatro áreas básicas el estudiante debe escoger dos de ellas. A éstas se suman, como el grado anterior, la elección de un idioma, una electiva y la educación física. Y aquí es donde nuestra propuesta se despliega. Queremos que en el último semestre los estudiantes tomen un CBU (ciclo básico universitario), como parte integral del semestre. El Gimnasio de los LLANOS inscribirá a sus estudiantes (para el segundo semestre de 2021), a los cursos formales que en los programas de pregrado la Universidad de Yopal u otras, nos permitan hacerlo, en especial los de primer semestre y en todo caso, en aquellos que no sea menester prerrequisitos. Nuestros estudiantes se mimetizarían con los de las universidades pues la diferencia, entre un muchacho o una muchacha de último semestre de colegio con cualquier otro de primer semestre de universidad es prácticamente inexistente. Apenas un rito de paso.
La experiencia se defenderá por sí sola, pues de un lado desmitifica el mundo universitario y de otro, proveerá la información viva para la toma de decisiones. Importantísimo llegados a este punto, señalar dos compromisos del colegio: nos acogemos a los horarios y reglamentos académicos de la universidad, y no graduaremos a ninguno de los estudiantes que habiendo tomado el CBU, no sea aprobado a criterio de la universidad hasta tanto se surta el respectivo proceso de recuperación, pues, como queda dicho, el CBU es parte integral de nuestro plan de estudios.
El sistema aspira a derivar en una asignación de un número de créditos académicos para cada uno de los componentes del plan de estudios que acabamos de describir sucintamente. Dichos créditos, que son algo así como el valor de cada asignatura, estarán en relación directa con tres factores: la intensidad horaria semanal, el trabajo extra clase que suponga la asignatura, y el trabajo de clase propiamente dicho. Así las cosas, un estudiante deberá acreditar un cierto número de créditos por semestre, que pueden ser elegidos del amplio menú ofrecido, pero que suponen, que todas las áreas implicadas hagan su aporte respectivo.
Hasta aquí las líneas básicas de la propuesta que, como lo decíamos al principio, ya lleva un año y medio de andadura. Es significativo el resultado obtenido en una evaluación que se hiciera en diciembre del 2019. Sin embargo, en muy poco tiempo vamos a través de la página WEB de la institución, a abrir una ventana para que los exalumnos de las dos últimas promociones expresan sin cortapisas la valoración de la experiencia.